26 jun 2008

Kobe mete 81 puntos (Recordando)

Kobe Bryant se instala definitivamente en la leyenda. Y no es de extrañar, porque a lo largo de su carrera como jugador profesional de la NBA ha dado siempre muestras de un carácter indomable. Es un toro encastado que se crece ante el castigo, tal y como ha demostrado en varias ocasiones. Hace unos días taponó las bocas de los que le acusaban de quebrar la armonía de los Lakers al convertirse en el líder de anotación de la competición. Ahora ha vuelto a hacer de las suyas.

Al genio le gusta el protagonismo. Eso es innegable. Quiere acumular marcas y ser recordado para siempre. Por eso este año está siendo el de su renacer, cual ave fénix. Ha dejado atrás sus problemas de vestuario y de mujeres y se ha centrado en lo que mejor sabe hacer: jugar al baloncesto.

Se pasó el cambio de año anotando por encima de los sesenta puntos hasta arrebatar a Allen Iverson el liderato en la tabla de artilleros. Y le dolió en lo más hondo que LeBron James le arrebatara el pasado sábado la marca de jugador más joven en alcanzar los 5.000 puntos. Ya eran demasiados competidores para un cetro, el de mejor jugador (MVP), objetivo que ansía con todas sus ganas.

La reacción de los Lakers

Por eso, la llegada de los Raptors a Los Ángeles fue todo un reto para él. La ocasión de hincarle el diente a uno de los equipos más flojos del campeonato era demasiado tentadora como para dejarla pasar. Y no lo hizo. Empezó el partido como si tal cosa, en la línea de lo que viene siendo habitual esta temporada: su anotación personal espectacular (26 puntos en el primer tiempo) y la de los Lakers bajo mínimos (49-63 al descanso).

Lo que pasó en la caseta en ese intermedio es fácil de adivinar. O bien se produjo una «santiaguina» de Phil Jackson poniendo firmes a todos los púrpuras, o fue el propio Kobe el que arengó a los suyos como hacía el recordado Fernando Martín a los madridistas: «No me he levantado de la cama para perder este partido; a estos los ganamos por veinte».

Sea como fuere, la transformación fue inmediata. Las desventajas de 18 puntos se diluyeron y el festival de la estrella local parecía no tener fin. Anotaba y anotaba sin freno, hasta el punto de que en el banquillo perdieron la cuenta.

«Cuando el partido ya estaba decidido decidí sentarle -comentó el entrenador-, pero me dijo mi asistente que llevaba 77. Por eso preferí mantenerle hasta llegar a los 80, que sabía que era una cifra histórica».

«No lo busqué en absoluto»

Algo que sucedió a falta de 43 segundos, después de anotar dos tiros libres. Sus cifras finales fueron las siguiente: 81 puntos (7 de 13 en triples; 21 de 33 en tiros de dos y 18 de 20 en tiros libres., seis rebotes, tres recuperaciones y dos asistencias en 42 minutos. Precisamente los dos fallos que tuvo en los tiros libres le rompieron una racha de 62 anotaciones consecutivas, la mejor en la historia del equipo.

«Es otra dimensión de jugador -reconoció el propio Jackson-. Nunca había visto nada semejante». Y eso que él ha jugado contra Wilt Chamberlain y ha entrenado a Michael Jordan...

La marca, además, le sirvió a Kobe para batir el récord de su equipo, que Elgin Bayler estableció en su día en 71 puntos. «Estoy muy contento, pero para ser sinceros debo decir que no lo busqué en absoluto. No sabía los puntos que llevaba. Sólo pensaba en remontar el partido y en anotar todo lo que llegara a mis manos», acertó a decir al final.

«Ni en el mejor de mis sueños hubiera imaginado algo semejante», añadió. Sin embargo, en un alarde de caballerosidad, reconoció que «lo mejor de la noche fue la llamada que recibí después de Magic Johnson. Que me felicitara en persona lo recordaré toda mi vida».

El resultado final (122-104) es lo de menos. Y la actuación de Calderón (4 puntos y 1 rebotes en 13 minutos), también. Ahora, para mala noche la que debió de pasar el marcador de Bryant, Morris Peterson: «Hay poco que decir cuando te anotan 81 puntos. No lo olvidaré fácilmente».

Abc.es Año 2006