En baloncesto, sin duda, hay una acción que destaca por encima de todas cuando hablamos del juego en equipo. Éstas son las asistencias, o sea, los pases de un jugador a otro que terminan en canasta. Son la característica clásica del base, aunque cada día que pasa, la figura del playmaker o point guard se diluye, debido a las individualidades y sobretodo a las nuevas generaciones de bases cada vez más anotadores y menos asistentes y controladores del juego. Hay muchos tipos de asistencia o pase: De pecho, picado, en alley-hoop, a una mano, bombeado... pero todos con el claro objetivo de llegar de la mejor manera el balón a los jugadores que estén en una situación favorable para anotar. Durante la historia han habido grandísimos asistentes, además en todas las posiciones,ya que no sólo los bases tienen la habilidad de asistir. Casos como el de Larry Bird, Arvydas Sabonis, Vlade Divac, Bill Walton o Nikola Vujcic demuestran que no solo los bases tiene la habilidad de dar buenos pases. Ahora una pequeña clasificación de diferentes estilos de asistentes:
Prototipo clásico: Jugadores con la clara misión de controlar el juego, repartir la mayor cantidad de asistencias y colaborar en la debida construcción del juego. Suelen ser los bases que menos arriesgan en ataque, pero tienen la capacidad innata de hacer mejores a sus compañeros y tener como obetivo primordial el bien del equipo, antes del bien propio. Un claro ejemplo de este tipo de jugador en la NBA es John Stockton; en Europa estaría el caso del español Juan Antonio Corbalán.
Prototipo de base completo: Son aquellos bases capaces de controlar otros aspectos del juego además del pase. Magic Johnson y Oscar Robertson son ejemplos claro de este tipo de bases, capaces en una mismo partido de anotar más de 20 puntos, recojer 10 rebotes y dar otras 10 asistencias. Tienen la calidad suficiente para anotar como un escolta, repartir asistencias como el mismísimo Bob Cousy, además de rebotear como el mejor pívot. Magic y Robertson, fueron de los pocos jugadores que siendo bases, eran las estrellas de sus equipos y hacían que gran parte del juego girara en torno a ellos. Un caso actual de base completo es Jason Kidd, todo un especialista en triples-dobles, digno sucesor de Oscar Robertson o el griego Dimitris Diamantidis.
Prototipo espectáculo: Aquí entran todos estos bases, especialistas en dar espéctaculo en la cancha. Priman antes que nada el juego en equipo, aunque a veces tienden a jugarse más bolas de las que deben. Son arriesgados, emotivos, frescos y originales, destacando especialmente en las asistencias imposibles. Parecen sacados directamente de una cancha de streetball y muchas veces se agradece que haya jugadores así, que rompan con la monotonía del juego ordenado. Es característico de ellos también, un gran dominio del balón y un físico bastante desgarbado. Su gran problema es la falta de fundamentos técnico-tácticos. Actualmente, en forma, apenas quedan vestigios de estos jugadores. Quizás Delonte West, Sergio Rodríguez o Nate Robinson se ajusten a este estilo. Ya quedan atrás los grandes tiempos de Rafer Alston, Mike Bibby y sobretodo de Jason Williams, el mayor crack en este género en los últimos años.
Bases anotadores: Son bases con alma de escolta, juegan de point guard, pero pocas aptitudes tienen para la creación y distribución de juego, ya que básicamente lo que les gusta es tirar y anotar, o sea, acaparar toda la bola posible. Muchas veces son un lastre para el equipo, mientras en otras son los salvadores en situaciones complicadas. En la mayoría de los casos son reposicionados a la posición de escolta con los años, ya que ahí rinden mejor. Numerosos son los jugadores de este tipo, destacando principalmente Gilbert Arenas en la NBA o Jaka Lakovic en Europa. No hay que olvidarse de Allen Iverson, ya reposicionado al puesto de escolta y probablemente el mejor ejemplo de este tipo de jugador que ha habido nunca.
Otros casos: Aquí entran jugadores no bases, pero con capacidades increíbles para el pase. Yo me quedo especialmente con dos pívots europeos, el lituano Arvydas Sabonis y el serbio Vlade Divac, dos impresionantes jugadores con físicos bastante limitados, que desarrollaron una visión de juego que sorprendía a todos los rivales. Ya se dedicará más tiempo a describir a estos dos portentos del baloncesto.
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