La famosa acción que les voy a contar seguro que muchos han oído hablar de ella, o incluso saben de lo que voy a hablar pero para los que ni habíamos nacido cuando ocurrió este hecho, aún sigue sorprendiendo porque actualmente este tipo de "acontecimientos" es imposible que ocurran en el baloncesto profesional. Por eso, esa canasta de Alexander Belov en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 quedará en el recuerdo, pero no simplemente por la canasta en sí sino por los dos contrincantes y el contexto histórico del mismo. Simplemente tendría que ser morboso presenciar ese partido en directo. En plena Guerra Fría se enfrentaban los dos bloques que dividían el mundo en dos, la URSS y los EEUU, justo en el territorio donde se fragmentó y se fragmentaba el planeta.
En esa época, la URSS y los EEUU eran una potencia baloncestística mundial al igual que lo eran en temas políticos y económicos. Se estaba produciendo una Guerra Fría que mantenía al mundo en vilo y aún en una cancha de baloncesto esa tensión se palpó. El pabellón donde se disputó el encuentro sobrepasó su capacidad de espectadores, pocos se lo querían perder. EEUU dominó anteriormente las competiciones baloncestísticas sin oposición de ningún rival, repito, de ninguno. Ni por asomo se veía a la URSS como vencedora aún siendo también una potencia baloncestística, ya saben, en la Unión Soviética el ejército promocionaba el deporte y el Baloncesto era uno de ellos.
En este vídeo se explica muy bien esa famosa canasta, quedando pocos segundos para el final del encuentro, Zurab Sakandelidze cometió una falta sobre Doug Collins. El marcador era favorable para los soviéticos (49-48) y tras los dos tiros libres de Collins, el equipo norteamericano conseguía colocarse por encima en todo lo que llevaban de partido (49-50). Pero he aquí el quid de la cuestión, los rusos pidieron tiempo muerto después de los tiros libres de Collins y el árbitro mandó a sacar de fondo con 1 segundo por jugarse. Tras el tiempo muerto, los rusos sacan de fondo y un tiro lejanísimo no entra, los estadounidenses invaden la cancha pletóricos, llenos de euforia, a celebrar el oro olímpico. Pero el árbitro se percató de que tenía que ajustar el tiempo a 3 segundos y mandó a repetir el saque de fondo.
Sakandelidze entonces, se dispuso a sacar de fondo y mandó un certero y ajustado pase a su compañero Alexander Belov, que con fortuna se quedaría sólo bajo canasta y selló el marcador con un 51-50 para los soviéticos. La URSS era campeona olímpica en baloncesto por primera vez en su historia.
Los Estados Unidos siguen sin reconocer esa derrota y las medallas nunca fueron recibidas por parte del equipo estadounidense. Se negaron a recoger las medallas de plata y para ellos, el verdadero vencedor de esa final en Múnich fue el equipo USA.